Políticas Públicas en el Mundo Post Covid

digitalizados y los poco digitalizados. Para Centroamérica esto es un asunto clave, la economía digital ya está generando una huella en la región y se presenta como una oportunidad para generar una pla- taforma digital regional, que potencie la competitividad de la región y aproveche la “abundancia digital”. En un estudio real i zado para la Asociación Latinoamericana de Internet titulado Economía digital y desarrollo productivo en Centroamérica, Guillermo Cruz (2017) señala que el rendimiento de la región (medido a partir de algu- nos de los indicadores más importantes para la economía digital) es similar o ligeramente inferior a los promedios de América Latina y el Caribe, pero en general, todos los países tienen califica- ciones muy inferiores a los miembros de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico (OCDE). Un apunte importante que indica Cruz es que los ecosistemas digitales en la región son heterogéneos, en donde generalmente Costa Rica y Panamá tie- nen resultados más favorables, pero que varían de acuerdo con el índice o indicador. Si esas brechas entre los avances en la digitalización persisten, se vería limitada la capacidad regional para convertirse en una economía de escala digital atractiva para el mundo. En ese sentido, algunas de las ini- ciativas actuales más importantes para Centroamérica son el Mercado Digital Regional (MRD) y la Autopista Mesoamericana de la Información. Por un lado, el MRD busca la libre movi- lidad de bienes, servicios digitales y capital vinculado a la industria digital en Latinoamérica; es impulsado por la Comisión, Económica, para América Latina y el Caribe (CEPAL) y apenas se encuentra en etapa de estudios, que comenzaron en el año 2015. Por otro lado, la Autopista Mesoamericana de la Información busca conectar México, Belice, Guatemala, El Salvador, Honduras, Nicaragua, Costa Rica, Panamá, Colombia y República Dominicana con una red de fibra óptica de 1.800 kilómetros, que esencialmente permite construir bienes públicos regionales que contribuyan a la complementariedad económica de la región mesoamericana (Trinidad y Martínez, 2009). Desde esa lógica, una región como la nuestra, que tiene importantes desafíos ambientales, de desigualdad, empleo, desarrollo, entre otros; la economía digital puede ser la herramienta que, de “utilizarse” adecuadamente, puede ser el motor más importante del desa- rrollo regional y así lograr disminuir brechas importantes tanto con los paí- ses desarrollados como a lo interno de cada Estado. Fortalecer los mecanis- mos de cooperación en esta materia es invertir en el desarrollo del ecosistema digital regional, generando el ambiente propicio para las economías de escala y Políticas públicas en el mundo post COVID-19 | ICAP 13

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