Políticas Públicas en el Mundo Post Covid
Políticas públicas en el mundo post COVID-19 | ICAP 21 gubernamentales actuales de que dis- pone cada país centroamericano, por otro lado, apostar al bouncing forward y lograr que el Estado tenga mayor capacidad para anticiparse, prepararse y evitar graves impactos en próximas crisis, implica aprovechar el momento de crisis y las circunstancias extraordi- narias, para inducir el cambio y aplicar las reformas necesarias. Lo que implica el contexto de la Cuarta Revolución Industrial, es orientar una buena parte del accionar estatal a los objetivos de innovación, productividad y conectivi- dad, para contar con las instituciones indispensables y con los recursos ópti- mos para su operación. Factores estructurales que caracterizan los Estados centroamericanos Los pa í ses cen t roame r i canos y República Dominicana cuentan con una Administración Pública variable en cuanto a su tamaño, si se analiza cuánto representa el sector público como por- centaje del Producto Interno Bruto (PIB) en cada país. Según datos de la Comisión Económica para América Latina (CEPAL) para el 2018 el sector público represen- taba en República Dominicana el 28,9%, Costa Rica el 24,0%, Guatemala 22,8%, Nicaragua 22,8%, El Salvador 20,2%, Honduras 19,6% y Panamá 12,6%. Si comparamos esos datos con países desarrollados que destacan por su des- empeño, como es el caso de Suiza, cuyo sector gubernamental representa un 34,0% del PIB según datos de la OCDE, podrían notarse diferencias importantes en términos porcentuales en cuanto al tamaño de los respectivos gobiernos. Sin embargo, la variación más importante está relacionada con los diversos enfo- ques y capacidades de los países para entregar bienes y servicios públicos. El caso de Centroamérica y República Dominicana, contrario a Suiza, nos mues- tra en general frágiles Estados de derecho, jóvenes democracias y una cultura demo- crática que apenas empieza a calar en las raíces culturales de sus instituciones y en la sociedad en su conjunto, así como economías altamente dependientes de un limitado abanico de actividades pro- ductivas poco sofisticadas. Esta fragilidad se plasma en la evalua- ción que el Banco Mundial realiza para calificar los gobiernos a nivel global, y que denomina Indicadores Mundiales de Buen Gobierno, con valoraciones de 0 a 100, donde la región en su conjunto, con la excepción de Costa Rica y en algunos casos Panamá y República Dominicana, obtiene puntuaciones mínimas de 12 puntos y máximas que no superan los 50 puntos, como se muestra en el Gráfico 1.
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