Políticas Públicas en el Mundo Post Covid

Políticas públicas en el mundo post COVID-19 | ICAP 35 Volviendo al punto de inicio, las socieda- des viven una encrucijada, en un sentido de peligrosidad, puesto que el riesgo es evidente ¿cuál camino se debe elegir para no estrellarse? Y de ahí una ramificación de interrogantes como ¿es el camino que beneficia al mayor número? ¿y cómo se pue- den adoptar las medidas para apoyar a los sectores más perjudicados? ¿es una respuesta de contención? ¿cuáles son los futuros inme- diatos y deseables? ¿se tienen las capacidades y recursos para asegurar nuevas formas de operar en esos futuros? Ante estas interrogantes, solo queda invocar la palingenesia del ejercicio del gobierno, concepto que procede de la mitología griega y nos recuerda el ave Fénix, aquella ave fabulosa que después de vivir quinientos años, procedía a cons- truir un nido para morir. De su cadáver, ya descompuesto y en llamas, surgía otra ave, llena de vida por quinientos años más. La cuestión meridional es si la sociedad se encuentra ante las víspe- ras para crear su nido, o será acaso solo los recuerdos diluidos de un ejercicio del gobierno del pasado, o por el contrario, será esa nueva ave que se aventura a extender su plumaje y vivir por otros bienestar de forma colectiva. En tercer lugar, ten- emos una batalla de las políticas. ¿Puede el Estado de bienestar adaptarse a unas circunstancias y ten- dencias cambiantes, o se han vuelto sus propias instituciones y estructuras demasiado inflexibles e incapaces de reformarse para estar a la altura de los retos de unas sociedades en constante cam- bio? (Gamble, 2020) quinientos años; de ahí el tema de estas reflexiones: sobre gobernar en tiempos de incertidumbres. Los gobiernos adolecen de una miopía genética su forma de entender y actuar en los asuntos públicos, la cual se acelera por visiones al corto plazo - derivada en muchos casos por los ciclos electorales- y en donde la tutela del interés general difuso 2 suele quedar relegada. Una visión reduccionista, la cual incre- menta el deterioro y la podredumbre en aquellas instituciones de ataño, que en su momento fueron visionarias e innovadoras. El cortoplacismo vino y se quedó no solo en las administracio- nes públicas, sino también en el sector 2 Son los derechos que se identifican como pertene- cientes a esta nueva generación tienen en común dos notas: primero, no proceden de la tradición individualista o socialista de la primera y segunda generación; y segundo, se sitúan al principio de un proceso legislativo, lo que les permitirá ser recon- ocidos en el futuro como derechos humanos; su fundamento primero radica en la solidaridad, valor que recibe su elaboración teórica moderna de la mano de Durkheim. Como valor jurídico susten- tador de estos derechos, podemos definirla como “la conciencia conjunta de derechos y obligaciones, que surgiría de la existencia de necesidades comunes, de similitudes, que preceden a las dif- erencias sin pretender su allanamiento. Estos intereses poseen también una dimensión social puesto que pertenecen a una colectividad de per- sonas y solamente a estas. Intereses de masas que comportan ofensas de masas y que ponen en con- traste grupos, categorías, clases de personas. Aquí se insertan los intereses de los consumidores, los intereses medioambientales, los de usuarios de servicios públicos, de los inversionistas y de todos aquellos que integran una comunidad compar- tiendo sus necesidades (Aguirrezabal, 2006)

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