Revista-78
-258- / ICAP-Revista Centroamericana de Administración Pública, (78): 503-270, Enero-Junio/2020 Los años productivos de la población, tienen un impacto económico directo en las adminis- traciones públicas, y sus efectos son inmediatos y enormemente elevados tanto en lo individual como colectivo. Se calcula que la probabilidad de morir en edades comprendidas entre los 30 y 70 años debido a enfermedades no transmi- sibles -ligadas a sobrepeso y la obesidad- es de 15% a nivel global. En las Américas está estadís- tica es más alta. Fallecen aproximadamente 4.3 millones de personas debido a enfermedades no transmisibles, esto representa el 80% de defun- ciones, y un 35% de estas muertes ocurren pre- maturamente. La juventud puede proveer energía, aunque el organismo trabaje no equilibrado, pero todos envejecemos y la base poblacional se reduce o se reducirá en los próximos años, y la población añosa con mayor sobrepeso aumentará. Ade- más, en el marco de fertilidad se agudiza cuando consideramos que buscar un embarazo con la mitad de la población padeciendo diabetes en 15 años, no será fácil. Para el 2017, “se estableció que no es tan com- plejo proyectar el impacto de las enfermedades no transmisibles a mediano plazo en el sector productivo y empresarial, si tomamos en cuen- ta que dos tercios de la población mundial tiene sobrepeso, una de cada dos personas se prevé diabética en 15 años. Un 12.9% presenta coles- terol elevado, y un 5% de la población padece hi- pertensión arterial” (Organización Panamericana de la Salud, p.7) En pocos años, ya no existirá la opción de cambiar un empleado sub-producti- vo por uno ¨sano¨ altamente productivo, ya que en 30 años habrá tan pocas personas saludables que, si no hacemos algo al respecto, los sistemas económicos colapsados será la nueva regla. 3.2. El uso de hormonas en el descenso de peso: una reseña histórica Se ha pensado y se ha aceptado que el sobrepe- so no tiene una base hormonal. Según Banting (1968) “Antes de 1950, los planes alimenticios giraban alrededor del uso de proteína y grasa con reducción de los hidratos de carbono, así que- dó plasmado desde la experiencia del paciente” (p.45) este hombre que era descrito como ¨cor- pulento¨ para la época, padeció de dolor crónico de oído, que fue resuelto bajando de peso. Ese hecho con el transcurrir del tiempo se con- virtió en una teoría sólida de accionar por el co- nocimiento fisiológico, en donde el consumo de los hidratos de carbono es lo que crea grasa en el organismo humano. Este concepto impulsa- do por Pennington (1961) “asevera que ninguna restricción calórica sería necesaria si se restrin- ge el consumo de carbohidratos” (p. 74). Las ca- racterísticas de la población humana de ese mo- mento la hacían tener mayor masa muscular -el trabajo era más físico y el medio de transporte era sobre todo caminar-. Aunque el estrés social era menor y la inseguridad alimenticia mayor, eran poblaciones de menor esperanza de vida, por lo cual se trabajaba con organismos huma- nos más jóvenes, con mejor genética y sin tantas alteraciones hormonales. Esto justificó pensar que los problemas hor- monales no eran una causa para el sobrepeso o exceso de grasa corporal, lo asombroso es que este concepto aún persiste hoy día, aunque nuestra característica poblacional haya cambia- do. Simeons (1954) en su primer libro “Libras y pulgadas, postula que las hormonas son usadas sólo durante la época de compensación y de cambio de la grasa corporal y luego, el cuerpo podía mantenerse sin ellas” (p. 17). Posterior en el libro ¨Calories don´t count Taller (1961), un médico Ginecólogo y Obstetra que pierde 65 li- bras en 8 meses bajo su propio plan dietético basado en pocos hidratos de carbono, postula que las hormonas no eran vitales en el proceso, estas aseveraciones siguen siendo la creencia actual” (p. 35). Anaizi (2018) “señala que es desde 1950, estu- dia el tema del colesterol con ¨Diet Heart Hypo- thesis¨ y ¨Fat Cholesterol Hypothesis, basado en ello se propone reducir el consumo de grasas en la dieta y se promueve el uso de carbohidratos” (p 11.), este hecho impulsa la actual teoría de ca- lorías, y otra vez esta teoría no involucra abier- tamente el uso de hormonas. Bajo esta línea de
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