Escenarios para un nuevo régimen internacional de cambio climático
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en esta materia. Sin embargo, las diferentes conferencias y
esfuerzos globales que se han realizado sobre el tema han
venido progresivamente conduciendo a acuerdos de todo
tipo, lo cual es evidencia contundente de que el cambio
climático, como tema de la alta política internacional, ha
evolucionado de tal manera que rompe con la lógica ex-
puesta por Olson.
Por otra parte, G. Hardin (1968) explica que “los individuos
que tienen acceso al uso de recursos comunes, en la bús-
queda de la satisfacción de sus intereses y la maximización
de la ganancia, llevarán el nivel de explotación a un grado
mayor que el nivel óptimo de extracción. El resultado, la
degradación de los recursos”. De este modo, en relación
con la premisa expuesta por Hardin, se debe entender que
el cambio climático ocurre por la existencia de un recur-
so común, el cual conocemos como medio ambiente. En
efecto, el medio ambiente se concibe como el espacio en
el que se desarrolla la vida, lo cual significa que todas las
relaciones que se dan entre los organismos vivientes origi-
nan sistemas complejos que están expuestos a la presencia
de elementos abióticos y artificiales que pueden originar
peligrosos desequilibrios.
Dicho de otra forma, y siguiendo la lógica de Hardin, dé-
cadas de investigación científica han permitido concluir
que un número significativo de las actividades humanas
son las causantes de la degradación sistémica y progresi-
va del medio ambiente, dentro de las cuales, por supuesto,
se encuentra el calentamiento global. En consecuencia, las
alteraciones que pueda sufrir el medio ambiente resultan
en una responsabilidad compartida de todas las naciones,
acorde con la magnitud de sus efectos.
Ahora bien, el pensamiento de Hardin y Olson parte de un
análisis cercano a los juegos de suma cero. En este sentido,
cada individuo percibe una ganancia igual o semejante a la
pérdida de otro. Bajo esta perspectiva, el análisis se vuelve