Revista-78

-240- / ICAP-Revista Centroamericana de Administración Pública, (78): 238-249, Enero-Junio/2020 1. Encuadre teórico. La Historia de la Alta Dirección Pública en la Administración Pública Nacional de Argentina. Los autores, al introducirse en la literatura de la alta dirección pública en Argentina, toman como punto de partida el regreso de la democracia en el año 1983, época en la cual comenzaron una se- rie de cambios que impactaron significativamen- te en la organización del estado. El gobierno del entonces presidente Raúl Alfonsín logra impul- sar una de las principales iniciativas de reforma del servicio civil que persiste hasta la actualidad, aunque de manera residual, que es el Cuerpo de Administradores del Estado, inspirado en la Es- cuela Nacional de Administración Pública (ENA) de Francia, “El saber de las artes de gobierno y del funcionamiento del aparato administrativo del estado tomaba un lugar preponderante como recurso de poder para democratizar y modernizar la administración pública y sus interacciones con la sociedad” (Pulido, 2005, p.2). Con el decreto 3687 del 23 de noviembre de 1984 se dio origen al Cuerpo de Administra- dores Gubernamentales, que originariamente consistió en la creación de un nuevo régimen de empleo público, caracterizado por un sistema objetivo y transparente de competencia abierta y evaluación regulares y por la existencia de ac- tividades de formación organizadas en todos los niveles (Oszlak, O., 1993, p.4). Este grupo de profesionales, reunían las siguien- tes características, que conforme la autora (Pu- lino, 2005), podrían resumirse en los siguientes puntos: − Pertenencia a un cuerpo de estado, donde su formación teórica y práctica se realiza dentro del Instituto Nacional de la Adminis- tración Pública (INAP). − Génesis democrática: su misión era consti- tuirse en agentes de cambio de una admi- nistración democrática; y para lo cual era fundamental reclutarlos teniendo en consi- deración el pluralismo ideológico. − Formación común en función y gestión pú- blica: ingresando por concurso público, y posteriormente aprobando la carrera co- rrespondiente al Programa de Formación de Administradores Gubernamentales (PRO- FAG), que tenía una duración de entre 24 a 36 meses y finalizaba con una pasantía en una organización pública. − Formación como “especialistas cuya espe- cialidad será la función pública”. − Aprobados los requisitos del PROFAG, exis- tía la suscripción de un compromiso formal de prestar servicios por lo menos por 6 años. − Rotación periódica por diferentes depen- dencias, con una duración máxima de 3 años. − Gozan de un escalafón específico. − Dependencia política, que en un principio no podía ser inferior a subsecretario y en la ac- tualidad es el Jefe de Gabinete de Ministros a través de una coordinación general, mien- tras que la dependencia funcional depende del organismo en el cual prestan servicios. − Funciones superiores de planeamiento, ase- soramiento, investigación, conducción y coordinación en organismos del PE nacional. − Capacitación continua y generalizada como un requisito de la carrera; Diversidad disci- plinar: los integrantes del cuerpo de admi- nistradores gubernamentales provienen de las 43 carreras de grado universitario en di- ferentes proporciones, siendo en su mayoría ingenieros y abogados. Reunidos todos estos puntos, se pretendió crear una masa crítica de jóvenes administradores al- tamente formados y motivados, generándose de este modo un nuevo estilo de gerenciamiento del estado nacional. No cualquier profesional podría formar parte de esta “elite de administradores” sino que tenían que ser argentinos, con una edad máxima de 35 años, reunir los requisitos básicos para ingresar a la admi- nistración pública, y estar graduado en una carrera que tuviera una duración mínima de 4 años.

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