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Alexander López R.
Por otro lado, el escenario posterior al 2030 tampoco es
alentador para el dragón asiático en términos de emisiones
de GEI. La anterior afirmación se respalda en proyecciones
realizadas por el ECDPM (2013), en las que se estima un
incremento de la clase media de este país del 40% al 75%
para el 2025, lo que se traduce en un cambio significativo
de los patrones de consumo que traerán como resultado un
aumento de la demanda en bienes y servicios, lo cual suma
presión sobre los recursos en todos sus niveles.
Asimismo, se debe tomar en consideración que posterior
al 2030 la tendencia en el crecimiento de la población
china iniciará una desaceleración; sin embargo, los
patrones asociados a una urbanización acelerada se
mantendrán hasta posicionarse cerca de un 80% en 2050.
Por consiguiente, aunque se espera un decrecimiento
poblacional, la aglomeración de ciudadanos en espacios
urbanos continuará generando presión sobre la demanda
energética y materias primas, así como de bienes y servicios
en un entorno con altos niveles de congestionamiento.
Finalmente, se debe recordar que la NDC china también
remite a compromisos vinculados con aumentar la parti-
cipación de los combustibles no fósiles en el consumo de
energía en alrededor del 20% y aumentar el volumen del
stock forestal en unos 4.500 millones de metros cúbicos
respecto a los niveles del 2005. No obstante, en el caso
de la primera obligación autoimpuesta, no se conoce cuál
será el combustible a ser utilizado, lo que implica que no se
puede proyectar el resultado de este cambio en materia de
emisiones de GEI. Además, en relación con los sumideros
de carbono, no se logró constatar cuáles serán las políticas
adoptadas. Por tanto, el único componente de la NDC me-
dible está asociado a la reducción del CO2.