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Alexander López R.
Asimismo, otro país que genera incertidumbre en lo que
compete a las emisiones futuras de los GEI es la Federación
de Rusia. Al respecto, se debe tomar en consideración
que este es uno de los mayores emisores y productores
de combustibles fósiles del mundo. Como consecuencia,
tiene un gran potencial de mitigación y podría desempeñar
un papel importante en la política climática internacional.
Sin embargo, Rusia es el único gran emisor que aún no ha
ratificado el Acuerdo de París, y en su lugar ha presentado
una estrategia nacional que puede demorar la ratificación
de este instrumento hasta al menos el 2019.
Aunado a lo anterior,
Climate Action Traker
(2017) señala
que el objetivo de la reducción de emisiones en la NDC
de Rusia no solo está muy por debajo de los niveles
de emisiones proyectados bajo las políticas nacionales
actuales, sino que es uno de los más débiles propuestos por
cualquier gobierno. Esto significa que Rusia no necesitaría
implementar ninguna nueva política para lograr su objetivo
actual establecido en la NDC de 25% a 30% por debajo de
los niveles de 1990 para 2030.
Otro aspecto a tomar en consideración, señalado por
Cli-
mate Action Traker
(2017), está asociado a que el gobierno
ruso también ha dejado claro que su logro está condicio-
nado a las reglas contables ventajosas para Rusia como “la
máxima cuenta posible de la capacidad de absorción de los
bosques”. Esto significa que las emisiones de Rusia pueden
aumentar significativamente en el futuro sin que se pierda
su meta de emisiones establecida en la NDC, lo cual es in-
compatible con los esfuerzos necesarios para alcanzar la
meta de temperatura a largo plazo del Acuerdo de París.
En un segundo nivel de análisis, si se toman en cuenta
fuerzas conductoras como la demográfica y los indicadores
económicos, se puede establecer, tal y como se observó en
el gráfico 2.5, que Rusia tendrá un crecimiento moderado