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Alexander López R.
países de un total de 197 ya habían ratificado el Acuerdo
de París. Lo anterior significa que la expectativa de haber
alcanzado la meta de 55% del total de las emisiones mun-
diales de gases de efecto invernadero es muy probable. De
esta manera, la entrada en vigencia de este instrumento
para el 2020 representa un avance respecto al Protocolo
de Kioto.
No obstante, la solo entrada en vigencia del Acuerdo de
París no significa por sí misma que se logren los objetivos
establecidos en este, ya que en gran medida y como se ha
podido verificar a lo largo de este capítulo, en realidad al-
canzar reducciones reales en materia de GEI depende de
las NDC presentadas por cada una de las partes. Conse-
cuentemente, y en primer lugar, la construcción de un es-
cenario de crisis parte de las debilidades que se puedan
detectar en la implementación de estas.
Por otra parte, se deben tomar en consideración los argu-
mentos de
U.S. Energy Information Administration
(2016)
que estima niveles crecientes de demanda energética para
las próximas tres décadas, lideradas por fuertes aumentos
en países fuera de la OCDE, que principalmente se encuen-
tran en el continente asiático. Esto significará un aumento
estimado del 48% a nivel mundial si se toma como base la
demanda energética del 2012.
En este sentido, la preocupación de muchos expertos se fun-
damenta en que dichos planes no resultan suficientes para
lograr que el calentamiento oscile por debajo de 2°C, más
bien estos prevén cerca de 2.7°- 3°C. De ocurrir esto, el pa-
norama ambiental llegaría al límite de seguridad, pues aparte
de suponer los efectos directos sobre regiones vulnerables a
sequías, inundaciones o aumento de nivel de mar, las reper-
cusiones implican efectos catastróficos e irreversibles.
En relación con ello, a continuación se retoman algunos
aspectos que pueden causar dificultades al momento de