Cuando los caminos se acaban

Cuando los caminos se acaban

Dr. Jean Paul Vargas

jvargas@icap.ac.cr

Cuando todos los caminos acaban, inicia el verdadero viaje. Con esta idea de Jacques Lacan podemos introducir la importancia y urgencia de crear espacios multisectoriales de diálogo sobre la reformar y modernización del Estado. La hipertrofia institucional que han sufrido los Estados centroamericanos durante la segunda mitad del siglo pasado contribuyó en la constitución de un modelo fragmentado y disperso que ha afectado la calidad de los rendimientos de las políticas públicas.

Los años han pasado y la deuda de una modernización administrativa ágil y eficiente sigue vigente, pero ahora su camino es insuficiente, si ella no va acompañada de una fuerte capacidad de liderazgo y de convencimiento de nuestras élites políticas. Nuestros países requieren de una administración amigable y cercana a la ciudadanía.

Nuestra capacidad para avanzar hacia una Centroamérica de oportunidades se encuentra condicionada a la capacidad para  generar una visión colectiva pluralista, capaz de superar los tiempos y ritmos de un gobierno, y convertirse así en una verdadera agenda de Estado.

Sin limones no hay limonada; sin una amplia y profunda diversidad de liderazgos, no es posible definir un nuevo centro de gravedad desde el cual se articulen los consensos necesarios para el diseño y regeneración de una administración eficiente y legitimad, capaz de recuperar los caudales necesarios de la confianza en los asuntos públicos; así como las competencias irrenunciables del Estado: (a) las condiciones y normas esenciales de organización y funcionamiento de los servicios públicos, (b) los estándares de calidad para la generación de servicios y bienes públicos, (c) las políticas, estrategias, metas y objetivos –estratégicos y operativos- de la gestión del gobierno, (d) la tutela, evaluación y control de resultados, (e) la regulación de los servicios públicos; competencias que han de tener como columna vertebral el respeto irrestricto de los derechos humanos, el cumplimiento de los Objetivos del Desarrollo Sostenible, y una vocación absoluta por la innovación y creatividad.

De ahí la necesidad de adecuadas estructuras de coordinación entre las decisiones del gabinete presidencial con equipos temáticos a nivel de viceministerios –subsecretarias- para la puesta en marcha de las prioridades del gobierno, a partir de una lógica de coherencia basada en: (a) la coordinación interinstitucional e intersectorial, (b) la capacidad de territorialización de las políticas públicas, (c) la planificación y evaluación continua de resultados –con un seguimiento de indicadores de cumplimiento por metas y procesos-, (d) la comunicación política para el desarrollo, y (e) la permanente colaboración con sectores estratégicos de la sociedad y con la ciudadanía en general para la mejora de los bienes públicos –enfoque multiactorial-.

El desafío es superar un funcionamiento articulado y racional sectorial de nuestras administraciones, producto de la vocación institucional por su atomización y la cultura de micro-poderes o feudos administrativos. El camino ahora, es aprender a integrar el poder jerárquico con la tutela administrativa, bajo lógicas de flexibilización apegadas al cumplimiento del Estado de derecho y a una comprensión colectiva de las metas del desarrollo; para contribuir a la creación de una cultura de racionalización efectiva de la administración (i) en base a la planificación prospectiva y evaluación continua de sus resultados (ii), bajo una lógica de colaboración activa y permanente de la ciudadanía y de un ejercicio de transparencia y rendición de cuentas (iii).

En síntesis, debemos sumar esfuerzos para consolidar una administración pública eficiente y legítima es lo que demanda en la actualidad las democracias centroamericanas; que sea capaz de dinamizar y mejorar los procesos de transparencia y de rendición de cuentas para recuperar la fe y la confianza en los asuntos públicos; a partir de una vocación absoluta e irrestricta por el cumplimiento de los derechos humanos, los principios de participación social y en armonía con la innovación pública en la generación de capacidades desde el gobierno electrónico.

La historia se escribe en borrador, y la historia de la gestión pública no es la excepción, también se construye con tachones, y en ocasiones por qué no decirlo, con una falta de convicción, pero por ello no debemos dejar de lado nuestra máxima aspiración: nuestra utopía por hacer de Centroamérica una región de paz, de libertad, de democracia y de desarrollo.

Hago expresa referencia al término utopía, el cual se deriva de la palabra en latín “Uhtopus”, que significa “imaginario e imposible”, porque precisamente cada piedra tallada por los canteros que forjan nuestro modelo de Estado, han tenido sobre sus manos la responsabilidad de materializar un sueño, una aspiración, que para muchos otros, era algo simplemente imaginario e imposible. La responsabilidad ahora es de nosotros, de incentivar un cambio de pensamiento y de acción, de ahí nuestra batalla por las ideas.

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