La gestión del territorio para el desarrollo humano: Desafíos y oportunidades tecnológicas para enfrentar la pandemia.

La gestión del territorio para el desarrollo humano: Desafíos y oportunidades tecnológicas para enfrentar la pandemia.

Autor: MSc. Israel Rojas Dámito, gestor de proyectos ICAP.

La crisis actual expuso la fragilidad de los sistemas económico y social de América Latina y de la región centroamericana, y es posible que las consecuencias directas de la pandemia en el corto plazo, sean un incremento de la desigualdad económica y el aumento de la polarización social, lo que impulsará movimientos de protesta, la ampliación de la brecha de desarrollo humano entre las zonas rurales y urbanas y la profundización de las problemáticas de gestión territorial que ya existían antes de diciembre de 2019.

A nivel económico, empresas locales, regionales y multinacionales podrán ir a la bancarrota por lo que el aumento del desempleo puede ocasionar una crisis igual de severa que la “Gran Depresión de 1929”. América Latina está empezando a sentir el impacto.

Mientras todo esto pasa, la región también está inmersa en sus propios problemas. Los sistemas territoriales enfrentan grandes desafíos históricos como la urgencia de la delimitación de un modelo de ordenación territorial que fomente un estilo de desarrollo adaptado a cada circunscripción, la vinculación democrática de las actividades humanas al territorio y la creación de condiciones mínimas que permitan la ejecución de la voluntad y acción pública en relación con la satisfacción de las necesidades y demandas de la sociedad.

Gestión del territorio urbano ante la nueva normalidad:

El acelerado poblamiento en las zonas urbanas de la región agrega una tremenda disparidad sobre la disponibilidad de recursos y de acceso a la participación ciudadana como derechos fundamentales de muchas personas en las ciudades. La irrupción de la pandemia en el escenario urbano acentuó las desigualdades existentes en ese ámbito.

La incertidumbre con la que actúan los agentes urbanos incrementa la desigualdad, un fenómeno que requiere un diagnóstico estrictamente científico con el interés de que se desarrollen ejes políticos urbanos con un enfoque social.

A modo de ejemplo, si los ingresos familiares disminuyen, el acceso a la vivienda (propia o de alquiler) se puede ver afectado, ocasionando el desplazamiento progresivo de personas hacia asentamientos ilegales, alterando la estructura de la demanda de servicios públicos fundamentales como el agua para consumo humano y la movilidad pública y privada dentro de los cascos urbanos.

Esos fenómenos ya eran de interés para los tomadores de decisiones y los agentes dentro de los territorios urbanos, sin embargo, la inestabilidad actual del sistema requiere la implementación extensiva de metodologías generadoras de información en tiempo real, cuyo objetivo sea la normalización del desarrollo de la economía urbana sostenible, de modo que superado el escenario de la pandemia, las plataformas de servicios públicos municipales, la coordinación de acciones para reducción de la pobreza y la rehabilitación de áreas públicas coexistan de forma natural y continua en función del aumento de la competitividad del territorio y el bienestar de los administrados.

La triangulación de los factores anteriormente mencionados requiere de una mayor penetración y uso sostenido de las Tecnologías de Información Geográfica (TIG), Tecnologías de las Comunicaciones (TIC) y Sistemas de Información Geográfica (SIG), por parte de los tomadores de decisiones en los territorios urbanos, el sector privado y los demás agentes.

Las herramientas derivadas del conjunto de tecnologías y sistemas disponibles deberán orientarse al establecimiento de ciudades inteligentes y sostenibles que permitan la interacción inmediata entre todos los agentes urbanos para que las ciudades puedan adaptarse en tiempo real y atender las nuevas necesidades de la población, generadas por los cambios sociales y productivos durante la etapa más cruda de la pandemia.

Los territorios urbanos con alta conectividad y las ciudades inteligentes que fomenten el uso de las herramientas tecnológicas para aumentar la productividad, la gestión del conocimiento como detonante de la generación de valor, el impulso del clima de innovación y la flexibilidad del mercado laboral, se adaptarán más rápido a las condiciones cambiantes.

Si la aplicación de las herramientas mencionadas considera también los elementos propios para garantizar su propia sostenibilidad, los territorios estarán encaminados a incrementar su resiliencia frente a futuros eventos similares a la pandemia y tendrán una fuerte ventaja frente a las ciudades que no hayan tomado esta ruta.

Gestión del territorio rural después del COVID-19:

Por otro lado, el medio rural se caracteriza por ser el entorno territorial donde se producen la mayoría de los alimentos y se extraen las materias primas que la sociedad consume y es el sitio que alberga a las personas que se dedican a esas actividades económicas.

Normalmente, el medio rural de la región suele contener una gran cantidad de recursos y componentes de índole biótico, geológico y ambientales que forman parte de la idiosincrasia de las personas que dependen de este.

Pareciera que los territorios rurales sufrirán en menor medida el contagio masivo de personas por COVID – 19, debido a la dispersión que presentan los asentamientos y las amplias distancias que separan a las viviendas. Sin embargo, la irrupción de la pandemia y la consecuente recesión económica, suponen una desaceleración -o incluso una pausa- en el crecimiento de sectores como el turismo y el agroexportador, así como un posible aumento de los flujos migratorios hacia las ciudades, situación que puede empeorar las condiciones sanitarias generales.

El panorama descrito anteriormente, obligará a una transformación imprevista de la matriz productiva en muchos territorios rurales de Centroamérica. Ese proceso también debe enfrentar las limitadas condiciones de acceso a los servicios públicos en ellos, así como la escasez de infraestructura especializada para la recolección y gestión de datos.

La gestión del territorio rural debe estar dirigida por modelajes espaciales que permitan determinar la mutación de los territorios de forma específica, a partir de la utilización de herramientas tecnológicas básicas que sean capaces de identificar los nuevos espacios de prestación territoriales y la búsqueda de la equidad en la provisión de los servicios públicos esenciales y tecnológicos.

Determinar las barreras que impiden la incorporación del mundo rural a las tecnologías de la información y los grandes datos (Big Data), es el primer paso que los tomadores de decisiones en el ámbito rural deben considerar para la proposición de soluciones innovadoras y sostenibles a sus problemáticas particulares.

La continuidad de las medidas de aislamiento social y decrecimiento económico obligará a los actores rurales a potenciar la implementación de la agrotecnología, cultivos inteligentes, el turismo inteligente y la agricultura de precisión. El reto inmediato es indudablemente la consecución de recursos humanos, técnicos y financieros para ejecutar y operar proyectos de esas características.

A pesar de esa limitación, existen sistemas y tecnologías de acceso libre dirigidos a facilitar información para desarrollar procesos de ordenamiento y de gestión territorial rural.

Algunos de esos sistemas están integrados por redes satelitales de monitoreo de recursos ambientales como los forestales, agrícolas e hídricos, mapas multicapa para gestión del ciclo de desastres, mapas georreferenciados sobre acceso a energía y situación oceánica. Algunas de esas plataformas son: Sistema Mesoamericano de Visualización y Monitoreo Regional (SERVIR), UN-SPIDER, Word Resources Institute, International Water Management Institute (World Water & Climate Atlas) y Open Source Geoespatial Foundation, entre otros, por lo que el primer paso es aprovechar estas herramientas.

Desafíos y futuros:

La volatilidad de las condiciones productivas actuales, las restricciones personales y colectivas derivadas de la implementación de las medidas de aislamiento social, sumado al redireccionamiento de los recursos públicos y privados hacia el combate directo de la enfermedad, han acentuado la urgencia de apresurar el enfrentamiento de los grandes desafíos territoriales, mediante la integración real de los principales actores locales tales como el Estado, la sociedad civil, agentes públicos destacados en los territorios y el sector privado.

Por su parte, la gobernanza de los complejos sistemas territoriales parte de la comprensión del territorio y el entendimiento de las relaciones sociales, culturales y económicas que toman lugar en el ámbito local. Esas interconexiones presentes y potenciales en los territorios están siendo altamente afectadas por el COVID-19;sin embargo, esta también puede ser una gran oportunidad para aprovechar las facilidades tecnológicas orientadas a la generación de información y desarrollar un ambiente territorial basado en la gestión inteligente, que permita aminorar los efectos negativos de la pandemia y posicionar a las unidades territoriales locales como las primeras unidades de contención frente a futuras amenazas y como uno de los pilares fundamentales para la consecución del desarrollo humano.

Referencias bibliográficas:

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Sobre el autor:

Israel Rojas Dámito. Magister Scientae en Gerencia de Proyectos de Desarrollo por el Instituto Centroamericano de Administración Pública (ICAP). Egresado del programa de Licenciatura en Ciencias Políticas por la Universidad de Costa Rica (UCR) y mediador certificado por el St. Jude School. Gestor de proyectos de desarrollo, investigador, consultor y asistente técnico para iniciativas relacionadas con gobernanza local y comunitaria, adaptación local al cambio climático, impulso de bienes públicos regionales, comunicación estratégica y política, nueva gestión pública, fomento empresarial y encadenamientos productivos.

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