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Alexander López R.
escala, que les impiden, de modo general, tener acceso
a recursos para implementar medidas de adaptación al
cambio climático. Sus características biofísicas y nivel de
desarrollo hacen de estas islas-Estados, países económica y
ecológicamente vulnerables a los impactos ambientales. De
particular interés son las amenazas por el incremento del
nivel del mar, que podría eventualmente hacer desaparecer
un territorio completo.
La Unión Europea y el G-77
En términos de la política internacional y la diplomacia glo-
bal del cambio climático, la Unión Europea ha sido el prin-
cipal bloque de países comprometidos con las negociacio-
nes de Copenhague 2009 (COP15). Por muchos años, los
europeos han liderado y facilitado procesos y espacios de
interlocución con los principales actores de peso político y
económico, de cara a los nuevos compromisos pos-Kioto.
En relación con esto, Paul Harris (2007) afirma que las ac-
ciones de la Unión Europea sobre cambio climático toma-
ron lugar en el marco de las negociaciones internacionales
sobre medio ambiente a inicios de la década de 1980 y se
intensificaron en la década de 1990.
Inclusive, mucho antes de la Conferencia de Bali y la adop-
ción del Plan de Bali en 2007, ya el bloque europeo venía
liderando iniciativas concretas en relación con el cambio
climático. En febrero de 2005, justamente el año en el que
entraba en vigor el Protocolo de Kioto, la Comisión Euro-
pea emitió un comunicado que contenía una serie de linea-
mientos clave para la estrategia de la Unión Europea des-
pués del año 2012. En este documento,
Winning the Battle
Against Climate Change
, se hace un llamado para una mayor
cooperación con terceros países. Según la Unión Europea,
este apoyo financiero se debe priorizar hacia las naciones
más pobres y vulnerables del planeta.